top of page
Buscar
  • Foto del escritorNormals i Diferents

Curioso asunto el del sexo, tan pronto lo banalizamos como lo trascendentalizamos.

Lo banalizamos: adolescentes haciendo mamadas en las discotecas, aplicaciones informáticas de cara al sexo, señoras follando despreocupadamente con un individuo sin saber nada de él, series y programas de entretenimiento sexual en la tele, etc

Lo trascendentalizamos: nos escandalizamos cuando sabemos de las mamadas de nuestros adolescentes, presentamos querellas criminales contra el señor con quien hemos follado despreocupadamente, decidimos que follar sin consentimiento y hacerlo con niños es un sacrilegio y el peor delito del mundo, etc .

Así que el sexo es "soberbio, espléndido, magnifico" -como dice el chiste de argentinos-; y simultáneamente es malo, feo, asqueroso, fatigoso, pecaminoso… y cuando nos hacemos mayores, ¡sobrevalorado!.


En fin, banalidad o trascendentalidad. Contradicción, por tanto, en nuestra relación con el sexo. La contradicción es micro y es macro, y la explicamos a partir de la sociedad: de la gestión social del sexo.


Nuestra tesis es que estamos viviendo

1. un cambio de gestión social del sexo

2. en un proceso que la está llevando de ser utilitaria a ser expresiva.

3. Y la contradicción se explica porque este proceso se vive a distintos ritmos e incluso en distintas direcciones, tanto a escala micro -por la autonomía individual - como a escala macro -por la autonomía de las estructuras-.



1.- la gestión social del sexo


La gestión del sexo se ha dado en todas las sociedades del mundo mundial desde que el mundo es mundo porque se trata de un potentísimo movilizador humano que hay que gestionar (controlar).

· Funciona a partir de una variable fundamental que es la demográfica y en concreto de las exigencias del flujo de natalidad (flujo imprescindible para la supervivencia de la especie). Insistimos: depende de la demografía porque está directísimamente y necesariisimamente relacionado con la natalidad (hasta hace poco, los niños sólo nacían si antes se había follado).

· A partir de ahí tiene una clara dimensión económica (evidencia empírica que no hace falta argumentar) contando sobre todo con el actual impacto de la mercantilización en la banalización del sexo.

· También una clara dimensión política: todos los poderes públicos, estatales o no estatales, intervienen y han intervenido con toda una panoplia de normas y leyes, gestiones administrativas, control o hipercontrol o descontrol.

· Y una no menos clarísima dimensión cultural: la gestión del sexo forma parte del estilo de vida de cualquier sociedad: normas, valores, ideologías, tradiciones o costumbres, rituales y prácticas, y desde luego la moral sexual.

Todas las sociedades del mundo mundial desde el principio de los tiempos han tenido, pues, su gestión del sexo.


(Por otra parte, la gestión social del sexo sirve no sólo para ajustar el flujo de natalidad a la lógica reproductiva de cada sociedad... sino también para asegurar la salud psíquica de los individuos, pero ahí no entramos).

Y la gestión del sexo puede ser utilitaria o expresiva, tanto a escala individual como a escala colectiva, por tanto hay que diferenciar la gestión individual (cada ser humano se lo gestiona a su aire –aquí tampoco entramos-) de la gestión social:

• La gestión individual puede ser un asunto inequívocamente expresivo (¡faltaría más!: con el sexo se expresa: amor, deseo, pasión, odio, dominación, y un largo etcétera) y también puede ser un asunto utilitario (con elsexo se calcula y se buscan utilidades diversas).

• La gestión social puede también ser expresiva o utilitaria, y en este análisis la dependencia demográfica es fundamental y explica el cambio más relevante, que es el paso de la gestión utilitaria (sexo-reproducción) a la gestión expresiva (sexo-comunicación).


2.- De la gestión utilitaria a la gestión expresiva: la natalidad es la principal variable explicativa:


El cambio que estamos viviendo es el paso

• de una gestión utilitaria, por tanto, disciplinada y con gran presencia religiosa (y dominación masculina)

• A una gestión expresiva, libre, laica (y crisis de la dominación masculina). Esta gestión, oportunamente mercantilizada, es la que banaliza el sexo.


Y el cambio demográfico es su principal variable independiente:

• En sociedades de alta mortalidad, la alta natalidad es un bien estratégico (sin una alta natalidad que compense la alta mortalidad, la sociedad desaparece). Lo que implica que la gestión social del sexo debe ser necesariamente utilitaria: el sexo sirve para hacer niños y así mantener la supervivencia de la especie (y de paso disciplinar a la sociedad).

• En sociedades de baja mortalidad, al contrario, la alta natalidad deja de ser un bien estratégico e incluso puede ser contraproducente si genera excedente demográfico. La gestión social del sexo puede dejar de ser utilitaria y pasar a ser expresiva

A partir de la lógica demográfica, el cambio se va extendiendo por toda la estructura social y va pasando de la reproducción (de niños) a la producción (de placer y comunicación).

• economía: incremento de todas las iniciativas económicas relacionadas con el sexo y una floreciente industria que se encarga. A parte, obviamente, de la comercialización que ha influido en la banalización.

• política: cambian las leyes, los decretos ley, las ordenanzas, e incluso las intervenciones policiales

• cultura: van cambiando (más lentamente y con desiguales ritmos: esta es una clave importantísima) las normas y los valores, las costumbres, la ideología sexual, las pautas de comportamiento, y la moral


Llegados a este punto cabe recordar la relación entre la estructura social y la acción individual. La acción de cada persona puede ser expresiva y utilitaria: el individuo expresa, se expresa, y también calcula con el sexo. Sin embargo, dado que la estructura condiciona la acción humana, si la primera (básicamente la demográfica) requiere una gestión utilitaria, lo más probable será que la vivencia individual del sexo también sea utilitaria


Cambio social y gestión del sexo: síntesis y traca final


Sociedades de alta mortalidad y alta natalidad:

La alta natalidad es un bien estratégico que debe protegerse: gestión, pues, utilitaria y disciplina sexual. Y como todo va relacionado, estas sociedades suelen ser también de disciplina económica (economía de subsistencia, pobreza), de disciplina política (estados leviatán, es decir, severos y represores) y de disciplina cultural (estilos de vida de sacrificio: la gente venía al mundo a sufrir).

El sexo utilitario se define como natural y está presidido por la reproducción y la disciplina; y el sexo expresivo se define como antinatural e indisciplinado. Importante asunto éste, porque desde la estructura cultural se legitiman las exigencias de la estructura demográfica construyendo una explicación moral (a menudo basada en la moral religiosa) que califica el sexo reproductor de bueno y sagrado (el sexo normal) y el sexo expresivo de malo y maldito (el sexo diferente)


Sociedades de baja mortalidad y baja natalidad

La bajada de la mortalidad y la posterior bajada de la natalidad modifican la gestión del sexo porque ya no es necesaria una alta natalidad. Y como todo va relacionado, estas sociedades suelen ser de economía rica (industrialización y terciarización), estados de servicios, y culturas hedonistas.

La gestión que realizan estas sociedades va haciendo que la gestión utilitaria se vaya dejando de definir como la natural y normal, y en cambio sea la expresiva la que se defina como natural y normal. Por supuesto el sexo se ha desacralizado y se ha ido dejando de considerar bueno o malo. También ha perdido el componente disciplinario.

Por todo ello, si se le añade la mercantilización, la banalización está servida


De la trascendencia a la banalización: un recorrido inevitable

Una gestión utilitaria, disciplinada i con presencia religiosa convertía el sexo en un asunto trascendental (sagrado)

Una gestión expresiva y laica, gracias a la relajación demográfica, combina la mercantilización económica (el sexo es una mercancía en la que se da el fetichismo de la mercancía) con el hedonismo cultural (hemos venido al mundo a pasárnoslo bien: ¡fuera represiones!). Y la política se pone de lado, no fuéramos o fuésemos a perder votos: laissez faire laissez pasar y va que chuta.

Y este recorrido no es ni bueno ni malo sino todo lo contrario.



3.- la contradicción


La vivencia contemporánea oscila, pues, entre la trascendentalidad utilitaria y la banalización de una expresividad mercantilizada y hedonista.

Y esta contradicción se manifiesta a escalas micro y macro: la autonomía individual y la autonomía estructural


Micro: autonomía individual:

Un par de apuntes pueden ayudar a entenderla a escala de la acción humana:

Diferentes individuos pueden vivir diferentes gestiones del sexo. Por ejemplo, por el efecto edad (los adolescentes pueden hacerse una mamada sin más preocupación y los mayores pueden escandalizarse) o por el efecto generación (las generaciones inmediatamente pre-sida y post-sida tuvieron vivencias diferentes)...

Por otra parte, un mismo individuo puede ser ambivalente: puede banalizar y puede trascendentalizar dependiendo de su medio más cercano.


Macro: la autonomía estructural

El sexo es uno de los mejores indicadores de la autonomía de las distintas estructuras de la sociedad (y de sus poderes).

Nuestra tesis es precisamente ésta: que la actual contradicción sobre el sexo también proviene de esa autonomía (fundamentalmente proviene de esa autonomía): las estructuras demográfica y económica han sido las más dinámicas en este cambio, mientras la política y la cultura han ido (y van) a remolque y tienen una mayor persistencia inercial (por ejemplo la fuerza con que perduran los anteriores valores sexuales)


En conclusión, tanto a escala de la acción humana como de la estructura social, las diferentes formas de vivir (y gestionar) el sexo conviven hoy

• Desde la banalización

• Hasta la persistencia de comportamientos y valores ligados al sexo reproductor, con la necesidad de seguir disciplinando la vida de la gente y la potencia que todavía tiene el discurso religioso.


Por eso, persiste en nuestra sociedad la ambivalencia –o plurivalencia- social sobre el sexo.


¡Qué lejos nos queda lo que cantaba Raimon!:

I floriran millor que mai les roses A poc a poc ens clourem com un puny



25 visualizaciones0 comentarios
  • Foto del escritorNormals i Diferents

Curiós assumpte el del sexe, tan aviat el banalitzem com el transcendentalitzem.

El banalitzem: adolescents fent-se mamades a les discoteques, aplicacions informàtiques de cara al sexe, senyores follant despreocupadament amb un individu sense saber res d’ell, sèries i programes d’entreteniment sexual a la tele, etc

El transcendentalitzem: posem el crit al cel quan sabem que els adolescents es fan mamades, presentem querelles criminals contra el senyor amb qui hem follat, decidim que follar sense consentiment i fer-ho amb nens és un sacrilegi i el pitjor delicte del món, etc.

Així que el sexe és “soberbio, espléndido , magnifico” -com diu l’acudit d’argentins-; i simultàniament és dolent, lleig, fastigós i fatigós, pecaminós... I quan ens fem grans, sobrevalorat!.


En fi, banalitat o transcendentalitat. Contradicció, doncs, en la nostra relació amb el sexe.

La contradicció es micro i és macro, i l’expliquem a partir de la societat: de la gestió social del sexe.


La nostra tesi és que avui estem vivint

1. un canvi de gestió social del sexe,

2. en un procés que l’està duent de ser utilitària a ser expressiva,

3. i que la contradicció s’explica perquè aquest procés es viu a diferents ritmes i fins i tot en diferents direccions, tant a escala micro per l’autonomia individual com a escala macro per l’autonomia de les estructures.



1.- la gestió social del sexe


Es un assumpte que es dona a totes les societats des de que el món es mon perquè el sexe és un potentíssim mobilitzador humà que cal gestionar (controlar).

Funciona a partir d’una variable fonamental que és la demogràfica i en concret de les exigències del flux de natalitat (flux imprescindible per a la supervivència de l’espècie). Insistim: depèn de la demografia perquè està directíssimament i necessàriissimament relacionat amb la natalitat (fins fa poc, els nens només naixien si abans s’havia follat).

• A partir d’aquí té una clara dimensió econòmica (evidència empírica que no cal argumentar) comptant sobre tot amb l’actual impacte de la mercantilització en la banalització del sexe.

• Una clara dimensió política: tots els poders públics, estatals o no estatals, hi intervenen i hi han intervingut amb tota una panòplia de normes i lleis, gestions administratives, control o hipercontrol o descontrol.

• I una no menys claríssima dimensió cultural: la gestió del sexe forma part de l’estil de vida de qualsevol societat: normes, valors, ideologies, tradicions o costums, rituals i pràctiques, i per descomptat la moral sexual.


Totes les societats del món mundial des del començament dels temps han tingut, doncs, la seva gestió del sexe.

(D’altra banda, la gestió social del sexe serveix no només per ajustar el flux de natalitat a la lògica reproductiva de cada societat... sinó també per assegurar la salut psíquica dels individus, però aqui no hi entrem).

I la gestió del sexe pot ser utilitària o expressiva, tant a escala individual com a escala col.lectiva, per tant cal diferencier la gestió individual (cada ésser humà se’l gestiona al seu aire –aquí tampoc no hi entrem-) de la gestió social:

• La gestió individual pot ser un assumpte inequívocament expressiu (faltaria més!: amb el sexe hom expressa i s’expressa: amor, desig, passió, odi, dominació, i un llarg etcètera) i també pot ser un assumpte utilitari (amb el sexe hom calcula i cerca utilitats diverses).

• La gestió social pot també ser expressiva o utilitària, i en aquesta anàlisi la dependència demogràfica és fonamental i explica el canvi més rellevant, que és el pas de la gestió utilitària (sexe-reproducció) a la gestió expressiva (sexe-plaer).



2.- De la gestió utilitària a la gestió expressiva: la natalitat n’és la principal variable explicativa:


El canvi que estem vivint és el pas

• d’una gestió utilitària, per tant disciplinada i amb gran presència religiosa (i dominació masculina)

• A una gestió expressiva, lliure, laica (i crisi de la dominació masculina). Aquesta gestió, oportunament mercantilitzada és la que banalitza el sexe.


I el canvi demogràfic n’és la principal variable independent:

• En societats d’alta mortalitat, l’alta natalitat és un bé estratègic (sense una alta natalitat que compensi l’alta mortalitat, la societat desapareix). La qual cosa implica que la gestió social del sexe ha de ser necessàriament utilitària: el sexe serveix per a fer nens i mantenir així la supervivència de l’espècie (i de pas disciplinar la societat) .

• Mentre que en societats de baixa mortalitat, l’alta natalitat deixa de ser un bé estratègic i fins i tot pot ser contraproduent si genera excedent demogràfic. La gestió social del sexe pot deixar de ser utilitària i passar a ser expressiva

A partir de la lògica demogràfica el canvi es va estenent per tota l’estructura social i va passant de la reproducció (de nens) a la producció (de plaer).

• economia: per l’increment de totes les iniciatives econòmiques relacionades amb el sexe, amb una creixent indústria que s’encarrega i , òbviament amb la comercialització que ha influït en la banalització.

• política: canvien les lleis, els decrets llei, les ordenances municipals i fins i tot les intervencions policials

• cultura: van canviant -més lentament i amb desiguals ritmes: això és clau- les normes i els valors, els costums, la ideologia sexual, les pautes de comportament, i la moral


Arribats a aquest punt cal recordar la relació entre l’estructura social i l’acció individual: l’estructura condiciona l’acció de cada individu, de manera que l’acció individual pot ser expressiva i utilitària (l’individu s’expressa i també calcula amb el sexe), tanmateix, com que l’estructura condiciona l’acció humana, si la primera (bàsicament la demogràfica) requereix una gestió utilitària, el més probable serà que la vivència individual del sexe també sigui utilitària


Canvi social i gestió del sexe: síntesi i traca final


Societats d’alta mortalitat i alta natalitat:

L’alta natalitat es un bé molt estratègic que cal protegir: gestió utilitària i disciplina sexual. I com que tot va relacionat, aquestes societats solen ser també de disciplina econòmica (economia de subsistència, pobresa), de disciplina política (estats leviathan, és a dir, severs i repressors) i de disciplina cultural (estils de vida de sacrifici: la gent venia al mon a patir).

El sexe utilitari es definia com a natural i estava presidit per la reproducció i la disciplina; i el sexe expressiu es definia com antinatural i indisciplinat. Important assumpte aquest, perquè des de l’estructura cultural es legitimaven les exigències de l’estructura demogràfica construïnt una explicació moral (sovint basada en la moral religiosa) que qualificava el sexe reproductor de bo i sagrat (el sexe normal) i el sexe expressiu de dolent i maleït (el sexe diferent)


Societats de baixa mortalitat i baixa natalitat

La baixada de la mortalitat i la posterior baixada de la natalitat modifiquen la gestió perquè ja no cal una natalitat alta. I com que tot va relacionat, aquestes societats solen ser d’economia rica (industrialització i terciarització), estats de serveis, i cultures hedonistes.

La gestió que en fan aquestes societats va fent que el sexe utilitari es vagi deixant de definir com a natural i normal, i vagi essent el sexe expressiu el que es defineixi com a natural i normal. Per descomptat el sexe s’ha desacralitzat i s’ha anat deixant de considerar bo o dolent. També ha perdut el component disciplinari.

Per tot plegat, si s’hi afegeix la mercantilització, la banalització està servida


De la transcendència a la banalització: un recorregut inevitable

Una gestió utilitària, disciplinada i amb presència religiosa feia del sexe un assumpte transcendental (sagrat)

Una gestió expressiva i laica, gràcies a la relaxació demogràfica, combina la mercantilització econòmica (el sexe és una mercaderia, i òbviament s’hi dona el fetitxisme de la mercaderia) amb l’hedonisme cultural (hem vingut al món a passar-nos-ho bé: fora repressions!) . I la política no s’atreveix a ficar-s’hi, no fos cas que perdéssim vots: laissez faire laissez passer, ves per on.

I aquest recorregut no es ni bueno ni malo sino todo lo contrario.



3.- La contradicció


La vivència contemporània oscil.la, doncs entre la transcendentalitat utilitària i la banalització d’una expressivitat mercantilizada i hedonista.

I aquesta contradicció es manifesta a escales micro i macro: l’autonomia individual i l’autonomia estructural


Micro: autonomia individual:

Un parell d’apunts poden ajudar a entendre-ho a escala de l’acció humana:

Diferents individus poden viure diferents gestions del sexe. Per exemple, per l’efecte edat (els adolescents poden fer-se una mamada sense més preocupació i els grans se’n poden escandalitzar) o per l’efecte generació (les generacions immediatament pre-sida i post-sida van tenir vivències diferents)..

Un mateix individu pot ser ambivalent: pot banalitzar i pot transcendentalitzar segons el lloc i el moment... i el seu medi més proper.


Macro: l’autonomia estructural

El sexe és un dels millors indicadors de l’autonomia de les diverses estructures de la societat (i dels seus poders).

La nostra tesi és precisament aquesta: que l’actual contradicció sobre el sexe també prové d’aquesta autonomia (fonamentalment prové d’aquesta autonomia): les estructures demogràfica i econòmica han estat les més dinàmiques en aquest canvi de gestió, mentre la política i la cultura han anat (i van) a remolc i tenen una major persistència inercial (per exemple la força que encara tenen els anteriors valors sexuals) .


En conclusió, tant a escala de l’acció humana com de l’estructura social, les diferents maneres de viure (i gestionar) el sexe conviuen avui

• Des de la banalització

• Fins a la persistència cultural del sexe reproductor, amb la necessitat de seguir disciplinant la vida de la gent i la potència que encara té el discurs religiós.

Per això, persisteix en la nostra societat la ambivalència –o plurivalència- social sobre el sexe.


Què lluny ens queda el que cantava Raimon!:

I floriran millor que mai les roses A poc a poc ens clourem com un puny

125 visualizaciones0 comentarios
  • Foto del escritorNormals i Diferents

Actualizado: 25 ene

(castellano)


Siempre ha habido hombres que han matado mujeres. Y hoy no hay más que antes. Lo que ocurre es que ahora lo sabemos más que antes, y nos preocupa más, y lo hablamos más y lo contabilizamos más. Y, sobre todo, lo denunciamos más. Porque antes esa violencia era normal y ahora es diferente:

http://diposit.ub.edu/dspace/handle/2445/139582


El poder ha sido masculino desde hace milenios, y en consecuencia:

a) los hombres definían la normalidad y las mujeres eran las diferentes.

b) El poder masculino, como todos los poderes, se ha ejercido con violencia.


Ahora esto está cambiando (o parece que está cambiando).

Hay que explicar, pues: 1) porque está cambiando este tipo de poder y 2) cómo afecta a la violencia contra las mujeres.



1.- porque está cambiando este poder


Todas sabemos que el poder es muy atractivo, y que quien lo tiene no quiere perderlo. Entonces... ¿por qué los hombres de hoy lo están dejando: son más imbéciles que los hombres de antes? Y ¿cómo es que las mujeres de hoy lo están conquistando: son más listas que las mujeres de antes?

Obviamente, la respuesta es negativa: siempre ha habido hombres imbéciles y siempre ha habido mujeres listas, luchadoras, combativas, etc. Ergo, la respuesta tiene que hallarse en lo que condiciona la acción de los hombres y las mujeres: la sociedad. La estructura social es la que hacía que antes los hombres tuvieran el poder y que ahora esto esté cambiando.


El poder de la estructura es más fuerte que el poder de los humanos. Lo podemos ver siguiendo, como hacemos siempre, las cuatro estructuras de nuestra sociedad

· 1.- Población: La revolución demográfica ha alargado la vida de las mujeres (también la de los hombres, claro) y les ha reducido trabajo reproductivo. Mucha más vida libre por vivir: una estructura demográfica de larga esperanza de vida y baja natalidad abre la puerta a la vida y la visibilidad social de las mujeres.

· 2.- Economía: Las revoluciones industriales y postindustriales han eliminado los componentes más físicos del trabajo (convencionalmente considerados masculinos). Esto, sumado al cambio demográfico, ha permitido la incorporación masiva de la mujer a la economía regular -la visible-.

· 3.- Política: los estados han ido ajustando con mayor o menor lentitud su gestión, y ahora legislan, ejecutan y juzgan de acuerdo con la nueva situación.

· 4. Cultura: los componentes masculinos de la estructura cultural van cambiando, aunque lentamente, siendo más rápidos los formales (la escuela por ejemplo) y más lentos los informales (los valores y actitudes, por ejemplo, en los que la normalidad todavía es muy masculina).


Estructura y acción:

Hay que considerar la paradójica perspectiva cuando el análisis se hace desde la estructura/macro o desde la acción/micro. ¡Perspectiva paradójica porque parece contradictoria, pero es complementaria!

• Estructura/macro, la baja natalidad es la causa: al bajar la natalidad se dan las condiciones sociales para que las mujeres accedan a la vida social (trabajo, estudios, etc).

• Acción/micro, la baja natalidad es el efecto: (a partir del cambio estructural) cada mujer tiene vida social (trabajo, estudios, etc). Y a partir de ahí puede decidir tener menos hijos y baja la natalidad.



Conclusión


Sin estos cambios estructurales, en especial el demográfico, las mujeres de hoy correríamos la misma suerte que nuestras bisabuelas: la subordinación; y las mujeres combativas de hoy correrían la misma suerte que sus bisabuelas: el deprecio (o la cárcel o la hoguera).

Sólo un poder más fuerte que el poder de los hombres podía modificar la dominación masculina: éste es el poder de la estructura social



2.- ¿por qué ahora parece que hay más hombres que matan a mujeres? (¿ahora hay más hombres que matan a mujeres?)


Psicología y psiquiatría, medicina y biología nos explican cómo son los hombres que matan mujeres (incluso el derecho penal se atreve con ello a pesar de su enorme ignorancia sobre el ser humano).

Aquí interesa explicar el papel de la sociedad, porque es el marco que condiciona y explica la acción de las personas. Y lo hacemos siguiendo el consejo del viejo Durkheim considerando los hechos sociales aislados de sus manifestaciones individuales.

Desde esta perspectiva, la actual violencia contra las mujeres como hecho social se explica por la acción combinada de dos factores sociales que se concretan en las estrategias de los dos grupos en conflicto, los hombres y las mujeres.

Lo que no sabemos (no puede saberlo nadie, y sólo podemos conjeturarlo) es si la acción combinada de estos dos factores incrementa la violencia contra las mujeres o sólo incrementa su percepción (conocimiento, preocupación, y denuncia).


2.1.- “morir matando” o los imperios en crisis son los más peligrosos (la estrategia masculina)


El ejercicio de cualquier tipo de poder funciona necesariamente con violencia (en cualquiera de sus manifestaciones: física o moral, material o simbólica, da igual). Por consiguiente, la dominación masculina también se ha ejercido con violencia.

Hoy, el desplazamiento del poder está poniendo en crisis la dominación masculina, de manera que el imperio que los hombres habían edificado desde tiempo inmemorial se tambalea. Y nada más peligroso que un imperio en crisis por el atractivo de la destrucción (“morir matando”, como dice el refrán). Y cuanto mayor y más antiguo es el imperio mayor riesgo de violencia final.


Podemos, además, sumar otros dos datos:

· una sociedad como la nuestra (competitiva, garantista y hedonista) incrementa la probabilidad de estos comportamientos violentos

· la persistencia de valores masculinos (la testosterona como valor) que se imponen a la falta de argumentos (como cantaba Raimon “no tienen argumentos, usan la fuerza”).

Por tanto, pensar que con unos cuantos cambios legislativos la violencia contra las mujeres desaparecerá es de una ingenuidad tan extraordinaria e inmensamente monumental que hace pensar en que se trata de un nuevo truco de los hombres para seguir manteniéndola.


2.2.- reforma o revolución / reforma o ruptura (la estrategia femenina)


El riesgo precedente se intensifica o se reduce con las estrategias femeninas, que se pueden resumir en las dos grandes estrategias de cualquier movimiento social: reforma o revolución.

Ambas estrategias pueden compaginarse, siendo los momentos revolucionarios los de mayor probabilidad de violencia.


Revolución:

Por lo que sabemos de la historia de los movimientos sociales, en su inicio se une mucha gente con diferentes niveles de compromiso y participación, y las diversas contradicciones del proceso van haciendo que la dirección del movimiento vaya quedando en manos de los sectores másdinámicos (los más combativos y/o iluminados) que imprimen un ritmo acelerado de confrontación y conflicto con dos resultados:

  • No toda la gente puede seguir el ritmo, de manera que las líderes se pueden ir alejando de las bases (o de la mayoría dela bases).

  • El adversario se encabrona (y puede aumentar la respuesta violenta del poder en crisis),

Y a partir de ahí pueden darse dos escenarios: triunfo de la revolución o thermidor (derrota de la revolución -victoria de vox, por ejemplo-). En ambos casos el escenario es de violencia: enfrentando la violencia revolucionaria del movimiento (no física) con la violencia reaccionaria del poder en crisis (que obviamente se puede manifestar de forma física y brutal).


La hipótesis de este escrito es que ahora estamos en un momento así: liderazgo combativo (muy combativo), desconcierto de las bases y respuesta agresiva del poder en crisis.


Reforma:

La reforma es mucho menos heroica que la revolución y no tiene buna fama. Se trata de una opción paulatina que evita el enfrentamiento directo. Es lenta. Obviamente no ahorra la violencia reaccionaria del poder en crisis, pero quizás la reduce y seguro que la deslegitima.



Conclusión:


La violencia contra las mujeres ha sido siempre consecuencia del ejercicio del poder masculino. Y ahora se le suma la crisis de este poder (primer factor), pudiendo acentuarse o no según la estrategia femenina predominante (segundo factor).


De modo que, aunque no sabemos si hoy realmente hay más violencia física contra las mujeres (nadie puede saberlo), la intervención de los dos factores:

  • hace crecer la percepción (conocimiento, preocupación y denuncia)

  • y quizás también puede incrementar realmente la violencia si es correcta la hipótesis de que ahora estamos en un momento revolucionario.



A partir de este análisis del marco social, pueden resultar más inteligibles las explicaciones de la psicología, la psiquiatría, la medicina y la biología para entender mejor quiénes y cómo son los hombres que matan mujeres.

42 visualizaciones0 comentarios
bottom of page