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la maté porque era mía

Actualizado: 25 ene 2023

(castellano)


Siempre ha habido hombres que han matado mujeres. Y hoy no hay más que antes. Lo que ocurre es que ahora lo sabemos más que antes, y nos preocupa más, y lo hablamos más y lo contabilizamos más. Y, sobre todo, lo denunciamos más. Porque antes esa violencia era normal y ahora es diferente:


El poder ha sido masculino desde hace milenios, y en consecuencia:

a) los hombres definían la normalidad y las mujeres eran las diferentes.

b) El poder masculino, como todos los poderes, se ha ejercido con violencia.


Ahora esto está cambiando (o parece que está cambiando).

Hay que explicar, pues: 1) porque está cambiando este tipo de poder y 2) cómo afecta a la violencia contra las mujeres.



1.- porque está cambiando este poder


Todas sabemos que el poder es muy atractivo, y que quien lo tiene no quiere perderlo. Entonces... ¿por qué los hombres de hoy lo están dejando: son más imbéciles que los hombres de antes? Y ¿cómo es que las mujeres de hoy lo están conquistando: son más listas que las mujeres de antes?

Obviamente, la respuesta es negativa: siempre ha habido hombres imbéciles y siempre ha habido mujeres listas, luchadoras, combativas, etc. Ergo, la respuesta tiene que hallarse en lo que condiciona la acción de los hombres y las mujeres: la sociedad. La estructura social es la que hacía que antes los hombres tuvieran el poder y que ahora esto esté cambiando.


El poder de la estructura es más fuerte que el poder de los humanos. Lo podemos ver siguiendo, como hacemos siempre, las cuatro estructuras de nuestra sociedad

· 1.- Población: La revolución demográfica ha alargado la vida de las mujeres (también la de los hombres, claro) y les ha reducido trabajo reproductivo. Mucha más vida libre por vivir: una estructura demográfica de larga esperanza de vida y baja natalidad abre la puerta a la vida y la visibilidad social de las mujeres.

· 2.- Economía: Las revoluciones industriales y postindustriales han eliminado los componentes más físicos del trabajo (convencionalmente considerados masculinos). Esto, sumado al cambio demográfico, ha permitido la incorporación masiva de la mujer a la economía regular -la visible-.

· 3.- Política: los estados han ido ajustando con mayor o menor lentitud su gestión, y ahora legislan, ejecutan y juzgan de acuerdo con la nueva situación.

· 4. Cultura: los componentes masculinos de la estructura cultural van cambiando, aunque lentamente, siendo más rápidos los formales (la escuela por ejemplo) y más lentos los informales (los valores y actitudes, por ejemplo, en los que la normalidad todavía es muy masculina).


Estructura y acción:

Hay que considerar la paradójica perspectiva cuando el análisis se hace desde la estructura/macro o desde la acción/micro. ¡Perspectiva paradójica porque parece contradictoria, pero es complementaria!

• Estructura/macro, la baja natalidad es la causa: al bajar la natalidad se dan las condiciones sociales para que las mujeres accedan a la vida social (trabajo, estudios, etc).

• Acción/micro, la baja natalidad es el efecto: (a partir del cambio estructural) cada mujer tiene vida social (trabajo, estudios, etc). Y a partir de ahí puede decidir tener menos hijos y baja la natalidad.



Conclusión


Sin estos cambios estructurales, en especial el demográfico, las mujeres de hoy correríamos la misma suerte que nuestras bisabuelas: la subordinación; y las mujeres combativas de hoy correrían la misma suerte que sus bisabuelas: el deprecio (o la cárcel o la hoguera).

Sólo un poder más fuerte que el poder de los hombres podía modificar la dominación masculina: éste es el poder de la estructura social



2.- ¿por qué ahora parece que hay más hombres que matan a mujeres? (¿ahora hay más hombres que matan a mujeres?)


Psicología y psiquiatría, medicina y biología nos explican cómo son los hombres que matan mujeres (incluso el derecho penal se atreve con ello a pesar de su enorme ignorancia sobre el ser humano).

Aquí interesa explicar el papel de la sociedad, porque es el marco que condiciona y explica la acción de las personas. Y lo hacemos siguiendo el consejo del viejo Durkheim considerando los hechos sociales aislados de sus manifestaciones individuales.

Desde esta perspectiva, la actual violencia contra las mujeres como hecho social se explica por la acción combinada de dos factores sociales que se concretan en las estrategias de los dos grupos en conflicto, los hombres y las mujeres.

Lo que no sabemos (no puede saberlo nadie, y sólo podemos conjeturarlo) es si la acción combinada de estos dos factores incrementa la violencia contra las mujeres o sólo incrementa su percepción (conocimiento, preocupación, y denuncia).


2.1.- “morir matando” o los imperios en crisis son los más peligrosos (la estrategia masculina)


El ejercicio de cualquier tipo de poder funciona necesariamente con violencia (en cualquiera de sus manifestaciones: física o moral, material o simbólica, da igual). Por consiguiente, la dominación masculina también se ha ejercido con violencia.

Hoy, el desplazamiento del poder está poniendo en crisis la dominación masculina, de manera que el imperio que los hombres habían edificado desde tiempo inmemorial se tambalea. Y nada más peligroso que un imperio en crisis por el atractivo de la destrucción (“morir matando”, como dice el refrán). Y cuanto mayor y más antiguo es el imperio mayor riesgo de violencia final.


Podemos, además, sumar otros dos datos:

· una sociedad como la nuestra (competitiva, garantista y hedonista) incrementa la probabilidad de estos comportamientos violentos

· la persistencia de valores masculinos (la testosterona como valor) que se imponen a la falta de argumentos (como cantaba Raimon “no tienen argumentos, usan la fuerza”).

Por tanto, pensar que con unos cuantos cambios legislativos la violencia contra las mujeres desaparecerá es de una ingenuidad tan extraordinaria e inmensamente monumental que hace pensar en que se trata de un nuevo truco de los hombres para seguir manteniéndola.


2.2.- reforma o revolución / reforma o ruptura (la estrategia femenina)


El riesgo precedente se intensifica o se reduce con las estrategias femeninas, que se pueden resumir en las dos grandes estrategias de cualquier movimiento social: reforma o revolución.

Ambas estrategias pueden compaginarse, siendo los momentos revolucionarios los de mayor probabilidad de violencia.


Revolución:

Por lo que sabemos de la historia de los movimientos sociales, en su inicio se une mucha gente con diferentes niveles de compromiso y participación, y las diversas contradicciones del proceso van haciendo que la dirección del movimiento vaya quedando en manos de los sectores másdinámicos (los más combativos y/o iluminados) que imprimen un ritmo acelerado de confrontación y conflicto con dos resultados:

  • No toda la gente puede seguir el ritmo, de manera que las líderes se pueden ir alejando de las bases (o de la mayoría dela bases).

  • El adversario se encabrona (y puede aumentar la respuesta violenta del poder en crisis),

Y a partir de ahí pueden darse dos escenarios: triunfo de la revolución o thermidor (derrota de la revolución -victoria de vox, por ejemplo-). En ambos casos el escenario es de violencia: enfrentando la violencia revolucionaria del movimiento (no física) con la violencia reaccionaria del poder en crisis (que obviamente se puede manifestar de forma física y brutal).


La hipótesis de este escrito es que ahora estamos en un momento así: liderazgo combativo (muy combativo), desconcierto de las bases y respuesta agresiva del poder en crisis.


Reforma:

La reforma es mucho menos heroica que la revolución y no tiene buna fama. Se trata de una opción paulatina que evita el enfrentamiento directo. Es lenta. Obviamente no ahorra la violencia reaccionaria del poder en crisis, pero quizás la reduce y seguro que la deslegitima.



Conclusión:


La violencia contra las mujeres ha sido siempre consecuencia del ejercicio del poder masculino. Y ahora se le suma la crisis de este poder (primer factor), pudiendo acentuarse o no según la estrategia femenina predominante (segundo factor).


De modo que, aunque no sabemos si hoy realmente hay más violencia física contra las mujeres (nadie puede saberlo), la intervención de los dos factores:

  • hace crecer la percepción (conocimiento, preocupación y denuncia)

  • y quizás también puede incrementar realmente la violencia si es correcta la hipótesis de que ahora estamos en un momento revolucionario.



A partir de este análisis del marco social, pueden resultar más inteligibles las explicaciones de la psicología, la psiquiatría, la medicina y la biología para entender mejor quiénes y cómo son los hombres que matan mujeres.

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